viernes, 18 de noviembre de 2011

Al transcurrir este lapso, el tianguis salió a las aceras del museo, a la calle de González Martínez, donde su permanencia fue hasta agosto de 1985 cuando lo desalojó la Delegación Cuauhtémoc. En el periodo 85-88, el tianguis se asentó en un estacionamiento de la colonia San Rafael, en el Casco de Santo Tomás, en el estacionamiento de la Facultad de Arquitectura de Ciudad Universitaria y en el quiosco morisco de la alameda de Santa María la Ribera.
Uno de los principales conflictos que ha tenido este tianguis es la búsqueda de liderazgos y de la imposición de reglas por parte de unos cuantos líderes, de los que los miembros fundadores se han deslindado a lo largo de los años. Por estos arreglos ha habido un sinnúmero de desalojos y golpizas luego de negociaciones con supuestos líderes que buscan las ganancias que deja el tianguis, destacando una en 1986 en donde un grupo de delincuentes de la calle Nopal de Santa María de la Ribera fue contratado para golpear y disolver el tianguis obligándolo a moverse a un estacionamiento de Insurgentes y San Cosme, luego de negarse los tianguistas a negociar ilegalmente con la Delegación Cuauhtémoc la estancia del tianguis. Hacia 1987 encontró su lugar final en donde se encuentra actualmente, en donde vive el peligro de comerciantes ajenos a la cultura o al rock que han rentado a su entrada varias bodegas, donde venden ropa y artículos y que pretenden apoderarse del tianguis renunciando a la vocación cultural que le ha sostenido y caracterizado en toda su existencia. Otro factor que ha contribuido a los continuos movimientos son algunas minorías que toman este espacio cultural para consumir abiertamente alcohol y drogas.
Esta es la ruta del peregrinaje de una década del Tianguis, instalado actualmente en la acera oriente de lo que fuera la Estacion de Trenes de Buenavista y se convertiría en la Biblioteca José Vasconcelos y las instalaciones del Tren Suburbano, en las calles Sol y Luna de la colonia Guerrero.
Desde su creación ha sido un importante referente cultural en México y en donde confluyen sinnúmero de propuestas no comerciales y alternativas de la escena musical, contando ya El Chopo -como se le conoce comúnmente- con una galería para artes plásticas y un espacio para conciertos al final del mismo, así como la organización civil Tianguis Cultural del Chopo A.C. que lo coordina y administra con los miembros más antiguos que lo integraron en los años ochenta.
Si bien, el comienzo del tianguis fue por causas de la crisis económica en México, posteriormente, esto fue rebasado por la necesidad de auto-identificación con un grupo, que
rebasara el interés del sustento económico, el trabajo o un rato de entretenimiento. Es asícomo a partir de esta construcción simbólica se delinea el lugar, donde los fundadoresmarcaron el suelo y necesitan reconocerse en él, puesto que ya tiene la huella, Marc Auge explica la identidad con respecto a un lugar: El dispositivo espacial es lo que expresa la identidad del grupo (los orígenes del grupo son a menudo diversos, pero es la identidad del lugar lo que lo funda, lo reúne y lo une) y es lo que el grupo debe defender contra las amenazas externas e internas para que el lenguaje de la identidad conserve su sentido”

Actualmente, el tianguis se ha hecho más complejo, la estructura que en un inicio se tornaba pequeña y débil, se fortalece en función de ganar un espacio donde el tianguis pueda desarrollarse lejos del hostigamiento del barrio y las autoridades. Hoy podemos ver más organización entre los comerciantes para mantener controlados problemas cotidianos en una zona tan conflictiva como lo es la colonia Buenavista.

El intercambio en producciones culturales se hace mediante códigos y valores compartidos, tal es el caso del trueque. De manera que este espacio es activado por las interacciones que hay dentro, De Certeau dice: “El espacio es un cruzamiento de movilidades. Está de alguna manera animado por el conjunto de movimientos que ahí se despliegan” Así es el Chopo, vivo, impetuoso, amorfo por dentro, se mueve por dentro y es lo que le permite estar fresco y vivo, gracias a quienes le defienden de planes gubernamentales de reubicación o escándalo y a la oxidación en la estructura misma del tianguis, de tiempo y las generaciones. Dentro del Chopo hay una especie de reconocimiento de la existencia de múltiples grupos que antes estaban dispersos en la Urbe, este espacio es un lugar de encuentros y reflejo de la existencia juvenil alternativa y rebelde ante el consumismo y lógicas de la Sobremodernidad. Son las tribus urbanas quienes se han dado a la tarea de asistir de manera rigurosa semana a semana.

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